#4 Aventura nocturna en el Festival SXM

Rédigé le 15/10/2024
El Autoestopista


Esta aventura tiene lugar durante la semana del SXM Festival, ¡el festival de electro que atrae al mundo entero a nuestra pequeña roca! Era una noche animada en el bar donde trabajaba. La gente reía y las copas tintineaban. Algunos clientes ya estaban de fiesta y llevaban trajes llamativos. En el mostrador, un trío de canadienses se lo pasaba en grande, rebosantes de energía y buen humor, y eso me hizo sonreír.



Mientras preparaba mis cócteles, les oí hablar: estaban intentando encontrar el camino al Festival SXM, perdidos y sin conocer la isla. Curioso, me acerqué a ellos. «Si os interesa, termino mi turno en una hora. Vivo no muy lejos del festival y estoy buscando una parada para volver a casa. Puedo enseñaros el camino si me lleváis con vosotros».

Intercambiaron miradas cómplices, todos entusiasmados por mi propuesta. «¡Genial! Una ronda de chupitos para celebrarlo!», exclamó uno de ellos, un tipo alto con collares luminosos que hacían que su cuello pareciera enorme, y una sonrisa que iluminaba toda la sala. Así que decidimos quedar después de mi turno.



Una hora después, tras ordenar el bar y despedirme de mis colegas, salí a su encuentro. Me esperaban, impacientes, delante de su Picanto de alquiler fabricado en SXM, es decir, no un coche nuevo. Me senté atrás, dispuesto a ser su guía hasta el festival.

Por el camino, ¡fue un festival de risas! Contaron anécdotas divertidísimas sobre sus aventuras, como cuando uno de ellos derramó su bebida al intentar hacer un brindis. Cada historia era más divertida que la anterior, y yo no podía parar de reír a carcajadas.



Cuando nos acercábamos al lugar de la fiesta, les indiqué la dirección correcta y ellos siguieron mis indicaciones con entusiasmo. «Ya casi hemos llegado, está por allí», les dije señalando la carretera.

Al llegar, intercambiaron miradas misteriosas, con cara de complicidad. «Para agradecerte que hayas sido nuestro guía improvisado, tenemos una sorpresa para ti», dijo el conductor con una gran sonrisa. Les miré, intrigado. Y su respuesta me dejó sin palabras: ¡me ofrecían la entrada al festival! «¡No podemos dejarte así, tienes que venir con nosotros! Este gesto me llenó de alegría y me sorprendió un poco. Yo sólo buscaba una parada para volver a casa, pero acabé con una invitación a una noche de música y buen humor.



Es increíble cómo una pequeña conversación puede dar lugar a experiencias inolvidables. ¿Quién iba a pensar que la petición de un autoestopista me llevaría a bailar en el Festival SXM, rodeada de nuevos amigos y de la electrizante energía de la música?



Hasta pronto para nuevas aventuras en la Crónica del Autoestopista...